La legitimidad de un movimiento se mide por la cantidad de gente que puede movilizar y por las ideas que se pueden exponer y que en definitiva, es el fin por excelencia de una movilización, es el poder instalar en la sociedad el tema o la reforma que se quiere obtener. Los actos de vandalismo, porque no podemos decir de otra forma al tipo de movilización que algunos pequeños sectores quieren imponer, esa forma violenta, atentando contra las personas, ya que romper una señaletica, romper un foco o atacar locales comerciales, es atacar directamente a las personas a los que contribuyen a la ciudad, ya que la municipalidad debe incurrir en gastos no programados para reponer lo destruido, las empresas o particulares deben reponer lo dañado y en algunos casos no pueden abrir sus fuentes de trabajo, no sólo saliendo ellos perjudicados, sino susu trabajadores y la gente que cuenta con ese local comercial para sus compras y que tendrá que movilizarse más lejos de su domicilio para realizarlas. Se da una mala imagen de los estudiantes, se nos estigmatiza y además nuestras ideas se pierden en el humo de las barricadas y en las pedreadas que se reciben. Los cambios deben ser radicales , en el sentido de las ideas no de los actos. El demostrar nuestro descontento en las urnas es lo que va a producir un gran cambio. Cuidemos el movimiento estudiantil, no seamos uno más de esos movimientos violentistas y que olvidan el trabajo de fondo que debe hacerse.
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